Como todos los 2 de agosto asistimos desde tempranas horas al Convento de los Descalzos, lugar donde se desarrolla “La Porciúncula” (Perdón de Asís) a manos de la orden de franciscanos, una noble tradición que cuenta con más de siete siglos de existencia. En el mundo católico se celebra “El Día de la Indulgencia de la Porciúncula” en honor a San Francisco de Asís, quien instaura esta tradición tras pedido al Papa Honorio III en el año 1216, la cual consiste en que “todo el que contrito y confesado, entrara en la Iglesia de la Porciúncula el 02 de agosto ganará gratuitamente una indulgencia plenaria”, y en este caso también se recibe un buen plato de puchero, del cual los tunos somos fieles devotos, reviviendo la tradición de los antiguos estudiantes con manteo y bicornio en mano.
Nos reunimos desde tempranas horas en la Alameda de los Descalzos aguardando por la llegada de cada integrante (como sabrán no somos los más madrugadores), este momento fue propicio para compartir con nuestros novatos y prepararlos para lo que acontecería. Este año la misa inició un poco tarde y producto de ello recién al medio día la misa ya concluía y procedió a la repartición del puchero a más de 3500 personas en todos los ambientes del Convento, momento en el cual nuestra tuna empieza a amenizar el puchero con las alegres y jocosas canciones.
Mientras transitábamos tocando por los diversos pasillos del antiquísimo Convento, alegrábamos a cada ferviente que se había aproximado en la fría mañana. Finalmente después de entretener al público por fin recibimos nuestro ansiado tazón de puchero, para luego retirarnos con la barriga llena, el corazón contento y esperando que el perdón haya llegado a cada uno de nuestros tunos.
Hasta el próximo año y seguir perdurando esta tradición.
Tuno Chavo Guerrero.