En la mañana del 2 de agosto, la alameda de los descalzos (en el distrito del Rimac) se vió invadida por un grupo de estudiantes quienes, vistiendo manteo y bicornio, esgrimiendo instrumentos musicales y sobretodo, cargados de mucha alegría y ganas de cantar y divertirse; tomaron posesión del convento que se encuentra en la parroquia “Nuestra Señora de los Angeles” con el fin de compartir su arte y canciones a cambio de un plato de sopa.
Cada 2 de agosto en el mundo católico se celebra “el día de la indulgencia de la Porciúncula” en honor a San Francisco de Asis, quien instaura ésta tradición en la cual todos los fieles que se acerquen a la iglesia recibirán el perdón de todos sus pecados, y en este caso también se recibe un buen plato de puchero, sopa muy contundente que los padres franciscanos ofrecen sobretodo a personas pobres o de bajos recursos.
Y pues la Tuna Universitaria de San Marcos, en honor a las tradiciones y sobretodo, recordando los orígenes de la misma, decidió participar en éste evento.
Fué un dia muy especial a la vez que muy cansado, felizmente cansado. Luego de la misa empieza la repartición del puchero a más de 3500 personas. La cola es enorme y la gente invade los distintos ambientes del convento esperando por su porción. Es ahi donde nosotros entramos a tocar en los distintos espacios donde los fieles (y algunos no tan fieles) aguardaban y en cada sitio logramos conectar muy bien con el público, haciendolos cantar y reir mucho, y de ese modo hacer la espera menos desesperante para todos. Nota curiosa fué que una religiosa española, que tocaba muy bien la bandurria se animó a acompañarnos en un par de canciones. Idas y venidas entre los pasillos del antiquisimo convento nos trajo memorias no vividas de tiempos en que se forjaba la tradición de tuna.
Al final de la tarde y estando nosotros muy pero muy cansados de tanta algarabía (habremos tocado desde las 12m hasta las 3pm) nos invitan a tomar asiento en el comedor y por fin recibimos nuestro ansiado tazón de Puchero.
Contundente y consistente, esas son las mejores palabras para describir lo que nos sirvieron. No perdimos tiempo en elaborar nuestra acostumbrada “sopa boba” que fué deleite de nuestros amados pardillos. Luego un par de canciones más agradeciendo la mesa y nos retiramos nuevamente a la alameda de los descalzos con el corazón contento.
Debo señalar que el dia no acabó ahi, porque aprovechamos la circunstancia e iniciamos en la tuna a uno de los aspirantes, quien con el mote de “aguilucho” (tienen que verlo) es ahora flamante pardillo para buenaventura y desgracia suya, y sobretodo para la continuidad de nuestra tuna.
Amén
Buen artículo¡¡¡ Sobre todo la frase : “ tomaron posesión del convento“
pero muy ciertas diria yo…un evento tradicional muy interesante y con gente muy hospotalaria…asi la Tuna Pasa¡¡¡ y seguirá pasando….llevándonos gratos recuerdos y alegría dejando¡¡¡ AUPA TUNA¡¡